Abrió los ojos y
observó la oscuridad. Sabía perfectamente donde estaba, era una tumba. No
recordaba muy bien el motivo de su reclusión pero era un hecho. Miles de
preguntas rondaban su cabeza, muchas de ellas sin sentido. Su identidad era un
secreto que no conocía. El olor a tierra se metía por sus fosas nasales y era
insoportable. Intentó moverse pero estaba dentro de una caja. Era una
pesadilla, seguramente él era un hombre normal con una vida normal, tenía que
serlo. Aclaró un par de veces la
sequedad de su garganta y abrió los párpados. Nublaba sus ojos el aire oscuro,
denso como un mar nocturno, mientras su cerebro despertaba tras algún tiempo de
profundo letargo. Después de la primera lágrima un torrente brotó de sus ojos. Debía
salir de allí, no estaba muerto, era un error. Intentó gritar pero de su
garganta solo salía aquel polvo seco, agrietando su boca. El sabor de la sangre
llegó a su boca. Comenzó a retorcerse en el pequeño habitáculo en el que
descansaban sus restos, los restos de un hombre muerto. La desesperación lo
invadió como si el sol hubiese salido en su pequeño mundo para darle fuerzas. Hizo acopio de todas
sus fuerzas y brotó de la tierra destrozando todo a su paso. Las encías le
dolían, el sabor rojo ya no era tan desagradable. Ahora lo recordaba todo, era
su prueba, y la había pasado.
- -Renace de tus cenizas- dijo el ser que lo
estaba esperando.
Sostenía un cuerpo
vivo, apenas era una chiquilla. El ansia creció dentro de él y en un suspiro ya
había cubierto los pocos metros que los separaban. Ella no se resistió, sabía
que era inútil. La abrazó con sus ahora poderosos brazos y supo que estaba
completo. Ya lo recordaba todo, sabía que había pasado su prueba, lo sabía mientras dejaba sin sangre a aquella pobre chiquilla…
- -Ya no tendrás miedo a la oscuridad, ahora
tú serás la muerte- le dijo el caballero oscuro que identificaba como su maestro…
muy buena gordo.
ResponderEliminar"la oscuridad es la luz del ciego".
Gracias, muy buena cita por cierto. :P
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