viernes, 6 de julio de 2012

Renacer


Abrió los ojos y observó la oscuridad. Sabía perfectamente donde estaba, era una tumba. No recordaba muy bien el motivo de su reclusión pero era un hecho. Miles de preguntas rondaban su cabeza, muchas de ellas sin sentido. Su identidad era un secreto que no conocía. El olor a tierra se metía por sus fosas nasales y era insoportable. Intentó moverse pero estaba dentro de una caja. Era una pesadilla, seguramente él era un hombre normal con una vida normal, tenía que serlo. Aclaró  un par de veces la sequedad de su garganta y abrió los párpados. Nublaba sus ojos el aire oscuro, denso como un mar nocturno, mientras su cerebro despertaba tras algún tiempo de profundo letargo. Después de la primera lágrima un torrente brotó de sus ojos. Debía salir de allí, no estaba muerto, era un error. Intentó gritar pero de su garganta solo salía aquel polvo seco, agrietando su boca. El sabor de la sangre llegó a su boca. Comenzó a retorcerse en el pequeño habitáculo en el que descansaban sus restos, los restos de un hombre muerto. La desesperación lo invadió como si el sol hubiese salido en su pequeño mundo para darle fuerzas. Hizo acopio de todas sus fuerzas y brotó de la tierra destrozando todo a su paso. Las encías le dolían, el sabor rojo ya no era tan desagradable. Ahora lo recordaba todo, era su prueba, y la había pasado.
-        -Renace de tus cenizas- dijo el ser que lo estaba esperando.
Sostenía un cuerpo vivo, apenas era una chiquilla. El ansia creció dentro de él y en un suspiro ya había cubierto los pocos metros que los separaban. Ella no se resistió, sabía que era inútil. La abrazó con sus ahora poderosos brazos y supo que estaba completo. Ya lo recordaba todo, sabía que había pasado su prueba, lo sabía  mientras dejaba sin sangre a aquella pobre chiquilla…
-      -Ya no tendrás miedo a la oscuridad, ahora tú serás la muerte- le dijo el caballero oscuro que identificaba como su maestro…

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