martes, 18 de octubre de 2011

Retrato de una Obsesión (no apto para todos los públicos)

Noche tras noche pienso en ella, creo que es mía y vuelvo a perderla. Ahí está, bellísima, como siempre, con su flamante cuerpo desnudo como una cometa al viento.
Noche tras noche pienso en el sabor de sus besos que nunca podré probar.
Puedo verla a través de mis ojos color miel claro. Me pregunta sobre cosas sin importancia. Casi pierdo la compostura y me inclino sobre sus labios en un arrebato de amor ciego. Lo haré esta noche.
Jamás podréis imaginar el sentimiento de tener 17 años en vida y uno muerto.
Comenzó a principios de curso y desde entonces, cada vez menos, puedo disimular ese amor. Cuando hablé de ello con mis padres pidieron consejo profesional. Yo no necesito nada de eso, necesito su amor incondicional.
Cuando leí "El Epígrafe de los Condenados" lo hice como un estudiante avanzado mas; pero al conocer este amor, comprendí la locura de Ramsés por su reina e imaginé claramente cual sería el final de esta historia.
Contesto a mi madre que voy a bajar el perro. No tenemos perro. Ésta mujer debería dejar el alcohol pero, a veces, es la pasión por los vicios la que nos da fuerzas para seguir viviendo.
Las húmedas escaleras poseen un olor característico y poco común en esta parte del país, entre rancio y podrido. Cinco pisos.
Sus piernas son de seda y, aunque no es excesivamente alta, muchas modelos lucharían por toda la eternidad en el reino de Hades por tenerlas en una nueva vida. Cuatro pisos.
Ojos verdes color del mar. Mirada intensa que hace endurecer todos tus músculos para quedar luego a su merced. Rabia contenida en los ojos de una mujer. Tres pisos.
Labios sonrosados y piel tostada hacen que el óvalo de su cara sea mas delicado que el renacer de la mariposa.Deseables. Dos pisos.
A la espera de su despertar se crearon las abejas y su cintura, para que el hombre estuviese preparado al contemplar su belleza. Un piso.
El portal demacrado por el uso y el paso del tiempo da salida a la concurrida calle. La motocicleta está donde la dejé. Llegaré en unos minutos.
Pienso en su gran busto que al fin será mío, dulces y apetitosos besos en una noche eterna y perfecta.
Ahí está el pequeño chalet, el santuario de nuestras almas.
Asciendo ágilmente sobre la balaustrada de seguridad. Mi amor es infinito y persigo irremediablemente las riendas de mi deseo.
La puerta se adivina cerrada al final de la escalinata entre pinos que amenazan con aplastarme.
Sufro, pierdo la noción del tiempo al ver mi fracaso cercano. Miro al cielo para protestar por este plan divino que nos mantiene separados; pero veo, en el pequeño espacio del error de los árboles, su ventana abierta en el primer piso.
Subir no es difícil por el entramado de plantas que sembró su padre con afecto. Le alegraría saber que gracias al cariño entre padre e hija he logrado llegar a su pequeña.
Débil es el ray de luna que entra por la ventana, aunque suficiente para deslizarme sigilosamente por su alfombra. Ninguna de las drogas que he tomado es comparable a este éxtasis. Por fin voy a reunirme para siempre con mi amada y, por fin será mia para toda la eternidad.
Aletargada y seductora recibe mi beso con un mordisco picaruelo y debo acallar el grito de placer que brota de sus labios, tapándolos suavemente con mi mano.
Le gusta que le acaricie sus pechos y su sexo, puesto que no para de moverse y gemir bajo mis dedos.
No sin esfuerzo consigo consumarla con la avidez de un amante de poca experiencia y sus ojos agradecen mi premura con un llanto de felicidad en sus grandes ventanas al alma.
Sintió el filo en sus vísceras y creo que no comprendió que pronto estaríamos juntos de nuevo. Cuando perdió la calidez de su pecho, levanté mi cuerpo dolorido por sus caricias de amor y escribí lo que os cuento.
Frasco de amor infinito. Contenido pulcro que se siente por mis adentros. Pronto estaremos juntos, mi niña y el fuego de nuestra pasión quedará grabado en la eternidad del firmamento...

Una de Monstruos (6)

El sol de la mañana entraba por su ventana mientras ella despertaba tras un sueño deseado y reparador. Como siempre tras levantarse, Agnes se lavó cara y manos con abundante agua, se vistió y bajó a desayunar. Eran las diez de la mañana de su segundo dia en la granja, el primero lo pasaron descansando. Mike ya estaba sentado en el saloncito que la señora Black había reservado para ellos, pues el edificio era tan grande que se reservaba un espacio asombroso a los huéspedes, con salón y sala de juegos incluido. Mientras se daban los buenos dias entró la vieja señora.
- Buenos dias tengan, amigos- dijo la encantadora viejecita, entrando por una puerta común con una bandeja de comida.
- Buenos dias, señora- dijeron al unísono, mientras Mike se levantaba para ayudar a la anciana con su exagerada carga.
- Aquí tienen un poco de pan, mantequilla, bizcochos, ternera cocida, mermelada y café. Espero que sea suficiente. Si desean cacao para beber, puedo trérselo en un momento.
- No se preocupe, señora Black. Tenemos todo lo necesario. ¿Hace buen dia para ir a explorar despues del desayuno?- dijo Agnes.
- Por supuesto querida, pueden subir la montaña. Allí tendrán una vista magnífica de los alrededores. Les indicaré el camino a nuestra cabaña de paso y les daré la llave para que no les falte de nada, cuando estén listos.
           Poco después caminaban montaña arriba, les speraba una subida de tres horas a través de la nieve...

martes, 11 de octubre de 2011

XIII

Despertó de pronto con un fuerte sonido de cristales rotos. Su habitación se encontraba en penumbra, pues no había comenzado el nuevo dia. Abrió los ojos y se encontró a si mismo en el reflejo de la puerta con cristal de su armario. Lo único que podía recordar del sueño que lo había perturbado era el incesante sonido de pasos, de alguien que se acercaba. El sudor frio le recorría la frente mientras se arrastraba al baño, ya no descansaría más ese dia. Noche tras noche despertaba sobresaltado por el sonido de aquellos pasos detrás de sí, y volvía a mirar el espejo vacío en la semi oscuridad que precede a la mañana. Toda su vida había intentado ayudar a la gente contra este tipo de miedos, pues era vidente profesional y experto en Tarot, pero comenzó a sentir un miedo irracional contra ese sueño que le atacaba por las noches. Pasaron varios meses y su cuerpo y su espíritu empezaron a sufrir por ello. Una noche en la que no quería dormir, vencido por el cansancio, volvió a tener el sueño y, al despertar, volvió a mirar el inmaculado espejo de su cuarto. En principio creyó no ver nada hasta que, empezando a recordar, volvió a oir el constante ruido de su vigilia y detectó la presencia de un número romano: XIII. Todo el recuerdo llegó a su mente de golpe y, comprendiendo por fin el significado de  aquello, vislumbró al fin a su perseguidor detrás de su reflejo. Lo último que oyó fue: "He llegado al fin, he venido por tí y te llevaré conmigo".... La oscuridad se hizo absoluta mientras la figura de la carta maldita repitió una y otra vez su eterno monólogo...