sábado, 31 de diciembre de 2011

Tiempo de Reflexión

En la noche de los tiempos, en un prado verde con un cielo azul sin estrellas, se encontraba el creador de todas las cosas. En un instante aleatorio decidió crear un nuevo mundo, con seres vivos que interactuaran entre si en plena armonía. Decidió hacerlo azul, pues era el color de los ojos de su esposa. Decidió hacerlo blanco, como ya se tornaba el color de su pelo. Decidió hacerlo con partes sólidas y líquidas, pues todo ser vivo está compuesto de las mismas. Algunos dicen que tardó miles de años en hacerlo y otros piensan que su poder es tal, que tan solo necesitó unos dias... El método era fácil para alguien de su sabiduría y con el hecho de  pensar en un origen común, todo se creaba y se mantenía en un orden perfecto. Los seres vivos nacían, se alimentaban y morían bajo el azul de su cielo... Fue así, cuando todo era un Edén, que el gran señor decidió descansar con su familia... Cierto dia, llevado por un leve recuerdo, guió su visión hacia el olvidado planeta. Lo que vió le hizo profundo daño, pues unos seres imperfectos robaban la vida al astro en la búsqueda de un beneficio dudoso que solo ellos comprendían. A veces dirigía su ira y destruía parte del planeta con el fin de dar lecciones a dichos seres que, sintiéndose omnipotentes, seguían reproduciéndose y autoextinguiéndose sin prestar atención a las leyes del creador. Un buen dia comunicó con pesar a su familia querida que debía destruir dicho mundo y a los monstruos antinaturales que en él habitaban. Mirándolo con ojos vidriosos su hijo le dijo:
     - Padre de todo, te ruego no destruyas tu obra por mi culpa, pues has de saber que a dichos seres los creé yo, en un desafío juvenil, son fruto de mi ignorancia y asumo la responsabilidad de sus actos.
     El ser supremo, ante las disyuntiva de la imposibilidad de destruir su obra y la necesidad de ejecutar un castigo, decidió dividir la esencia de su hijo y entregársela a los llamados humanos, dotándolos de alma y de un poder interior que portaban solo los dioses. Con dicha acción el Ser pagaba por permitir la creación de los que se llamaban a si mismos "humanos", e intentaba al mismo tiempo reparar el error que su hijo hizo al Universo........... "Con un alma pueden amar", son las últimas palabras que se recuerdan antes de que el llamado Creador nos abandonase para siempre a nuestra suerte........
          Nota del Autor: Amig@s, con este relato intento, en esta época de felicidad y dicha, que por fin la humanidad recapacite sobre sus actos y se comporte como se espera de un llamado ser "inteligente". Recordemos que la más mínima piedra puede generar ondas eternas si el estanque en la que es arrojada está suficientemente en reposo.     Un saludo y feliz año. Gracias por seguirme.
                                                                              Francisco José Cuesta.

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