domingo, 18 de noviembre de 2012

Vida

Miles de estrellas contemplan tus pasos, tu sonrisa perdida. Desde tu nacimiento como pequeño astro los dioses sabían que albergarías vida en tu seno, algo especial... Eras pequeña y caliente. Eras dulce y salada. Tus hermanos te miraban con envidia y codiciaban tu posición en el Universo. Poco a poco te fuiste enfriando tras el paso de los años...      Se buscó una amiga, capaz de acompañarla en su eterna soledad, pues todos necesitamos a alguien a nuestro lado, alguien que nos acompañe cuando cae la noche. Un buen día abrió sus nubes y miró al sol, conoció algo nuevo, descubrió el amor. De sus entrañas surgió el sentimiento y poco a poco floreció. Vivíó feliz viendo prosperar a sus hijos, creciendo en su interior. Con el paso de los años se hizo vieja, pues no mayor, y de las pequeñas partes que se compone nació la destrucción. Su amiga lloraba su pena y su amor le daba más calor, pero su sufrimiento crecía pues no deseaba el mal para sus hijos, preferíendo no sobrevivirlos. Y así llegamos al presente; toda su vida dedicada a nosotros, todo ese tiempo protegiéndonos, todo un futuro de dolor. Desde aquí me disculpo contigo: madre de todos, planeta, corazón.

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