miércoles, 8 de febrero de 2012

Tres historias de Amor (Desesperanza)

La pícara sonrisa nació en sus labios mientras se acariciaba dulcemente el pelo. La conoció un buen dia, en un buen año. Le dijo "hola" y se besaron. Su fragancia era dulce mientras la desnudaba. Descalza era el símil de un veneno, morena y atrevida, peligrosa. En cambio, sus zapatos de tacón marcaban el paso de un millar de besos perdidos en el olvido. Sabía moverse, sabía hablar, todo en ella incitaba al amor y al deseo. Cuando descubrió su voz un millar de elementos nuevos nacieron en el firmamento, fue la explosión de las galaxias en su simple pecho. No era joven pero en el nacer de sus mejillas tenía un lunar que no tapaban los años. Quizás en otro tiempo podría haberlo amado, quizás en otros años, quizás en otro estado. No pudo más que poseerla en físico, pues el desengaño de otros hombres la había inmunizado contra el amor. Tras culminar su pasión, algún tiempo después, su adoración cayó desatendida, relegada. No pudo salvar lo que quedaba de ella pues tal cosa era nada. Ninguno de nosotros podría haberla ayudado, pues no existe llama más viva que la del fuego apagado.

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