miércoles, 24 de agosto de 2011

Una de Monstruos....(2)

Verenice iba de un lado para otro, como hacía cada noche, buscando una salida. La casa era grande, de esas casas de campo que parecen no acabar nunca. Los muebles tenían en su mayoría mas de cien años pero se conservaban muy bien. El edificio principal tenía dos pisos y mas de treinta habitaciones, pero ese no era el límite de la propiedad. Además de la casa donde moraba Verenice había una mas pequeña cerca del ala oeste, de invitados, con solo dos habitaciones; y un patio enorme en el que podrían aparcarse cuarenta coches o incluso algunos mas, no se paró a contarlos aquella vez... Ambas viviendas eran de un estilo muy barroco, con ventanales enormes y estatuas demoníacas por todo el tejado. El pasillo estaba oscuro, no había luz, y la vieja señora no quiso encender nada por miedo a despertar a los médicos. La mujer buscaba a su hijo, pues no lo veía desde hacía algún tiempo. Se dijo que hoy estaría en casa seguramente y empezó a buscarlo con tal celeridad que casi se sentía flotar por encima del suelo. Su enfermedad le había hecho esto. Los doctores siempre le decían que debía dormir y ella cumplía al pie de la letra su régimen de guardar descanso todos los días, pero algunas noches se escapaba, como hoy. La preocupación por su hijo la hacía desvelarse. Todo empezó cuando su padre murió. Korgan era muy pequeño y seguro que no podía recordarlo, pero cuando aquellos desalmados entraron en casa para robarles el libro, su padre los defendió a ambos y expulsó para siempre aquellos demonios que habían venido a perturbar la paz de su hogar. Era un buen hombre pero pasaba demasiado tiempo en sus estudios, estudios que no se enseñan en ninguna universidad...
Hoy encontraría a su niño, a su niño que al hacerse mayor fue ocupando el lugar del cabeza de familia que le correspondía, y al contraer ella su enfermedad, no pasó momento alguno en el que no hiciera todo lo posible por sanarla. Hoy lo encontraría pues, a pesar de estar encerrada en su propia casa a causa de su mal, sabía que no había podido ir muy lejos. En la vivienda de los invitados había luz, siempre había luz. Probablemente estuviese allí buscando alguna medicina y volvería pronto. Ahora se sentía cansada, muy cansada. No podría permanecer despierta por mucho tiempo. Hoy tampoco lo había encontrado. La noche llegaba a su fin y mirando al cielo vespertino expulsó su rabia en forma de grito. No percibió sonido alguno, solo el temblar de las montañas frente a su ira. Cada vez se encontraba peor de su dolencia y sabía que algún día tendría que irse, que irse con su esposo para un descanso eterno, para otra noche eterna...

1 comentario:

  1. Sigo sin ver monstruos... ¬¬

    Mr. Seimaou

    P.D.: Los juegos de rol es mejor hacerlos en vivo y en directo... por internet y por fascículos le quita todo el encanto... es un consejo. ;)

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